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Luis Enrique Osorio

  • Foto del escritor: Paola Ximena Lopez Ortega
    Paola Ximena Lopez Ortega
  • 25 nov 2015
  • 3 Min. de lectura


Pionero de las artes escénicas en la primera parte del presente siglo, Luis Enrique Osorio nació en Bogotá el 27 de marzo de 1896, y desde su infancia entró en contacto con el teatro, cuando sus abuelos lo llevaban al Palacio Presidencial para ver las obras que en plena guerra de los Mil Días escenificaba el propio presidente Marroquín. Contemporáneo de Antonio Alvarez Lleras, otro buen dramaturgo de la época, Osorio fue más tenaz e inquieto, logrando crear la primera escuela de actuación, no en el sentido académico pero sí en el teatral, con sus propias y muy determinadas características, hasta el punto de recibir el calificativo de escuela osoriana , según los críticos del momento.

Su producción se inicia en 1917 con Flor tardía, estrenada en el Teatro Municipal de Bogotá, y se convirtió en un auténtico fracaso. Sin embargo, Osorio continúa y dos años después ofrece La ciudad alegre y coreográfica, con una mejor aceptación, pero motiva la clausura de la temporada por el escándalo que causó en la sociedad bogotana. Vendría luego un período relativamente bueno, cuando son estrenadas La sombra, en Caracas (1920); El amor de los escombros y Las rapsodas, en México (1921); El beso del muerto y Los celos del fantasma, en Buenos Aires, también el mismo año. El corto buen ciclo terminaría en 1926, cuando su primera Compañía Dramática Nacional monta Sed de justicia, que lo lleva a la ruina.

Viaja entonces a París, donde escribe y estrena Tragedia íntima y Los creadores, influenciado por la corriente denominada teatro del silencio. También allí escribe El iluminado, una parodia histórica original, muy nuestra, donde caricaturiza, satiriza, es irónico y sarcástico, logrando crear una obra precursora del teatro moderno colombiano.

De regreso a Colombia funda la famosa Compañía Bogotana de Comedias en 1943, que le produce las primeras ganancias y el éxito que lo acompañaría en el futuro. La Compañía Bogotana fue el grupo más estable en la historia del país y tiene el mérito de haber formado actores y directores, muchos de ellos vinculados a la radio (en su época dorada) y a la televisión inicial.

Cosechando éxitos con obras como El doctor Manzanillo, Manzanillo en el poder, Préstame tu marido (numerosas veces repuesta), Nube de abril, Toque de queda, El zar de los precios, Se fuga una mujer y Sí, mi teniente, con la cual inaugura su propio local, el teatro de la Comedia en 1953, Osorio marca una época en la historia del teatro.

Al morir, el 22 de agosto de 1966, Luis Enrique Osorio no solamente dejó un centenar de obras teatrales, sino varias novelas, poemas, historia y una visión del teatro americano, aparte de abrir el camino para los teatreros, que nunca ha sido fácil en nuestro país.


Aquí un corto dialogo de Osorio

“No sé por qué me pareció notar en el Ministerio de Hacienda una quietud tradicional. En el ancho corredor del edificio varios empleados platicaban y fumaban descansadamente, con la actitud de quién no tiene nada apremiante. ─¿El señor ministro? 6 ─Está muy ocupado. Vuelva a las dos. A las dos pude recorrer las oficinas, en las que se oía volar una mosca y subir un espiral de humo de cada escritorio. ─¿El señor ministro? ─Está muy ocupado. Vuelva a las cinco. A las cinco alcanzo a platicar muy sabrosamente con más de un subalterno mientras me toca el turno. Hay en aquel ambiente una paz monacal. Los números no danzan de manera vertiginosa, como en las carteras de finanzas de otros países. Quizá son aquí demasiado complicados y los burócratas quedan inmóviles entre ellos como moscos en la red de una araña.”


Tomado de: http://www.eltiempo.com/archivo/documento/MAM-327071


 
 
 

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