Augusto Monterroso
- Paola Ximena Lopez Ortega
- 25 nov 2015
- 2 Min. de lectura

Tegucigalpa, 1921 – México, D. F.2003),
Escritor hispanoamericano, conocido por sus colecciones de relatos breves e hiperbreves.
Augusto Monterroso nació el 21 de diciembre de 1921 en Tegucigalpa, capital de Honduras. Sin embargo, a los 15 años su familia se estableció en Guatemala y desde 1944 fijó su residencia en México, al que se trasladó por motivos políticos.
Narrador y ensayista, empezó a publicar sus textos a partir de 1959, año en que se publica la primera edición de Obras completas (y otros cuentos), conjunto de incisivas narraciones donde comienzan a notarse los rasgos fundamentales de su narrativa: una prosa concisa, breve, aparentemente sencilla que sin embargo está llena de referencias cultas, así como un magistral manejo de la parodia, la caricatura y el humor negro. Tito, como lo llamaban sus allegados, el gran hacedor de cuentos y fábulas breves, falleció el 7 de febrero de 2003.
Ahora podrán leer algunos de los minificciones de Augusto Monterroso
Sanson y los filisteos
Hubo una vez un animal que quiso discutir con Sansón a las patadas. No se imaginan cómo le fue. Pero ya ven cómo le fue después a Sansón con Dalila aliada a los filisteos.
Si quieres triunfar contra Sansón, únete a los filisteos. Si quieres triunfar sobre Dalila, únete a los filisteos.
Únete siempre a los filisteos.
El salto cualitativo
—¿No habrá otra especie aparte de la humana —dijo ella enfurecida arrojando el periódico al bote de la basura— a la cual poder pasarse?
—¿Y por qué no a la humana? —dijo él.
La fe y las montañas
Al principio la Fe movía montañas sólo cuando era absolutamente necesario. Con lo que el paisaje permanecía igual a sí mismo durante milenios.
Pero cuando la Fe comenzó a propagarse y a la gente le pareció divertida la idea de mover montañas, éstas no hacían sino cambiar de sitio, y cada vez era más difícil encontrarlas en el lugar en que uno las había dejado la noche anterior; cosa que por supuesto creaba más dificultades que las que resolvía.
La buena gente prefirió entonces abandonar la Fe y ahora las montañas permanecen por lo general en su sitio.
Cuando en la carretera se produce un derrumbe bajo el cual mueren varios viajeros, es que alguien, muy lejano o inmediato, tuvo un ligerísimo atisbo de Fe.
Presentimiento
—¿No habrá otra especie aparte de la humana —dijo ella enfurecida, arrojando el periódico al bote de la basura— a la cual poder pasarse?
—¿Y por qué no a la humana? —dijo él.
La cucaracha soñadora
Era una vez una Cucaracha llamada Gregorio Samsa que soñaba que era una cucaracha llamada Franz Kafka que soñaba que era un escritor que escribía acerca de un empleado llamado Gregorio Samsa que soñaba que era una cucaracha.
El dinosaurio
Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí.
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